jueves, 2 de febrero de 2012

LA IMPORTANCIA DE "ESCUCHAR" AL CUERPO (PARTE 1)



Más de una vez, nos dedicamos a hacer cosas que tenemos prevista, cumplir horarios; saltarnos algunas comidas o probar bocado muy fuera de hora...Hasta que, nuestro cuerpo, nos pasa la "factura" y comenzamos a notar que nuestro rendimiento ya no es el de antes.
   Bien nos haría detenernos un poquito en la tal vez "frenética" carrera por hacer un montón de cosas y, "tal vez", llegar vaya a saber dónde... ¿Llegamos?. ¿Lo disfrutamos?. ¿O sólo logramos cosas que no llegamos a disfrutar porque que nos acabó la alegría?.
   A todo esto, ¿Qué pasó con nuestro cuerpo?.
   En la India, aprendí muy bien todo eso. Iba de un lado al otro, haciendo cosas, estudiando, investigando; comía a las "apuradas" porque tenía entrevista con no me acuerdo quién y, así, en un lugar en que las cosas, la gente de ese mismo lugar, se movía a su "ritmo", notaba que me miraba entre extrañada y divertida. me daba cuenta que, al terminar la jornada, estaba agotada, algo indigestada y que sólo quería tomar una ducha y... Dormir!.
   ¿Era eso lo que quería?. ¿Sacaba buen provecho de lo que hacía?. Y, al día siguiente, ¿Me quedaban ganas de hacer alguna cosa?.
   Me dí cuenta que no por mucho "correr" lograba grandes cosas, más, justamente, en esa tierra, India, donde las cosas se dan a su modo.
   Y aprendí, aprendí a darle el justo tiempo y valor a cada cosa. También a ser más "dúctil" en cuanto al orden de las cosas que tenía pensado hacer. Aprendí, también, a aprender a disfrutar de cada momento con su frescura y con la paciencia justa según lo que se me presentara. Aprendí, también, a no "enredarme" con las cosas que veía y que eran más que diferentes a lo que acostumbraba. A aceptar las cosas como vinieran y no detenerme mucho a pensar más allá de si me gustaba algo o no, y si lo aceptaba o no.
   Fue así que aprendí este ejercicio más que saludable en un como dejarme llevar, pero siempre con control, ante cada situación y dedicar, sí, mayor tiempo en identificar de qué "herramientas" disponía yo para sortear cualquier obstáculo, desde el más chiquito hasta el que no. Y, noté, que mi cuerpo me respondía a un ritmo sin tensiones, es que yo, ya no lo estaba "empujando". Que el tiempo comenzaba a jugar a mi favor y,lo más importante: Aprendí que no todo tengo que hacerlo, juntito y en un mismo día.
   Parece que, desde ese momento, mi cuerpo y yo, nos dijimos, por primera vez en ese primer viaje: "Hola"... Y aprendimos a "caminar" en armonía!.                                                                
                                                                                   ADRIANA A. GROSSI
                                                                                               02/02/12

No hay comentarios:

Publicar un comentario